UNO VUELVE A MIRARSE
Narciso se buscó a sí mismo en el espejo de agua,
pero su cara quedó desdibujada.
Entonces surgió el grito: Donde estás...
estás....estás, respondió el eco.
Narciso estaba sólo.
Todo llega a su fin, tiene uno que darse cuenta.
La circunstancia es siempre como un espejo donde
uno vuelve a mirarse, a aceptarse de nuevo, como
en cualquier mañana antes de peinarse
Es el tiempo entreteje las cosas, igual que el poema al sentido,
la vida a los encuentros, la despedida a la pena, la ilusión
al cambio.
Uno vuelve a mirarse en el espejo de la vida, a veces
como faltando algo, otras como mirando un porvenir,
pero siempre obligado al arreglo, como si el otro momento
fuera el escenario obligado a intentar lo reciente y crear
un nuevo espacio.
En el estanque de Narciso, en el espejo de la vida, en el
espejo del tiempo y de la circunstancia, y hasta en el espejo
de Alicia, uno acaba por reconocerse, mira en los ojos del otro
y se da cuenta que ya no queda nada.
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