Voy a tratar de explicarte esto, que nos sucede a veces,
de cómo este abrazo que tú no sospechabas, ha pasado
a ser parte de un vuelo hasta los huesos y hace que la
tristeza encuentre su acomodo en voz del otro :
De repente hay un recuerdo que nace en la niñez y llega
hasta el espejo, que se vuelve violento sin saber bien por qué,
y ese vuelco es también recuerdo de los otros, ternura,
distracción, regreso a lo posible y “nada que ver con los demás” .
Sucede que somos el resultado de temores distintos y de una vejez
que empieza, que escondimos barcos, relojes, estaciones de tren
y más al fondo un secreto.
Que también hay fantasmas que salen de tu bolsa en forma
de billetes, lentes oscuros, lápiz labial o voz guardada, y que
traen la sentencia de algo que no ha sido posible.
Pero sucede también que hemos podido darnos, en algunos
momentos, un abrazo de futuro que inventó nuestro sueño
y que tampoco va a ser, pero sumó todo esto.
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